Ante la proliferación del uso de mascarillas y cubrebocas por la epidemia de COVID-19, la industria del reconocimiento facial trabaja para que sus tecnologías puedan identificar a personas que utilicen estos accesorios.
Por ejemplo, la empresa británica Facewatch, que se especializa en servicios para tiendas, asegura que ha desarrollado un algoritmo que permite detectar e identificar a una persona solamente con datos sobre la región de las cejas y los ojos.
Otra empresa, SAFR, también ha declarado que está entrenando a sus algoritmos para reconocer personas utilizando estos aditamentos, mediante un montón de fotografías de distintas personas –por género, etnia y edad– usando mascarillas.
La expansión de estas capacidades es preocupante por los graves efectos que podría tener, por ejemplo, en el ejercicio del derecho a la protesta. Taparse el rostro parcialmente ha sido un método necesario para evitar la identificación, como en el caso de las protestas en Hong Kong, donde su uso fue prohibido.
Así mismo, las tecnologías de reconocimiento facial han probado una alarmante falta de precisión, especialmente en la identificación de personas con piel oscura, mujeres y personas transgénero o no binarias. Este intento por identificar a los individuos mientras portan mascarillas o cubrebocas eleva la posibilidad de falsos positivos y pone en mayor riesgo su integridad.
“La implementación de sistemas de reconocimiento facial conlleva la reproducción técnica de los sesgos de exclusión social y, cuando son utilizados con fines de vigilancia, amenaza el derecho a la dignidad, al debido proceso y la presunción de inocencia”, apunta el sitio reconocimientofacial.info, de la organización Derechos Digitales.
Los contextos de emergencia no deben dar paso al incremento de capacidades de vigilancia, sobre todo, ante el riesgo latente de que se vuelvan parte de una “nueva normalidad”.
“Cuando las autoridades se vuelven cómodas con un nuevo poder, les empieza a gustar. Entonces la emergencia original pasa y encuentran nuevas aplicaciones, nuevos usos para este poder nuevo que han ganado”, alertó el informante Edward Snowden en abril de este año.
Imagen de Eneas De Troya (CC BY 2.0)