El Instituto Nacional Electoral (INE) continuará con su programa piloto para implementar el voto electrónico en México durante estas elecciones presidenciales, a pesar de que auditorías conducidas por el Instituto Politécnico Nacional ─y encargadas por la propia autoridad electoral─ han mostrado diversas vulnerabilidades en estos sistemas.
La Ciudad de México y Nuevo León, así como 23 sedes consulares, serán los conejillos de indias en donde se probarán las urnas electrónicas. El 2 de junio se desplegarán 44 casillas especiales en la CDMX, con tres urnas cada una, para un total de 132; mientras que en Nuevo León serán 81 urnas electrónicas dispuestas en 27 casillas especiales. Así mismo, el Consejo General del INE aprobó la implementación de 88 urnas en 23 sedes consulares.
Las casillas especiales permiten que las personas que no se encuentran en su sección electoral puedan ejercer su voto el día de la jornada electoral. El INE dispondrá de 1,178 casillas especiales para aquellas personas que se encuentren en tránsito. Las urnas electrónicas solamente permitirán mil votos, equivalente al número de boletos electorales en las casillas especiales convencionales.
Si bien el INE se ha mostrado confiado de la implementación de las urnas electrónicas, ya que no estarán conectadas a Internet, el modelo que se desplegará ─la urna 7.0., desarrollada por el Instituto─ mostró severas irregularidades en las auditorías conducidas por el IPN, obtenidos por R3D: Red en Defensa de los Derechos Digitales a través de solicitudes de acceso a la información.
Por ejemplo, las auditorías del Politécnico mostraron que algunas urnas utilizan software sin licencia, lo que implica un riesgo de seguridad, así como hardware y sistemas operativos “cercanos a cumplir su ciclo de vida útil”. Además, debido a la desactualización de los sistemas, el IPN no fue capaz de analizar por completo los dispositivos, por lo que podrían existir aún más vulnerabilidades que las reportadas originalmente.
Al respecto, Vladimir Chorny, investigador de R3D, señala que la falta de conectividad de las urnas electrónicas no asegura que no puedan ser intervenidas, ya que aunque no puedan ser hackeadas durante la jornada electoral, sí podrían ser afectado el software con el que se programan las urnas, la carga de memoria, entre otras cuestiones técnicas que sí pasan por Internet.
Desde R3D insistimos en que la implementación de sistemas de voto electrónico conlleva graves riesgos para las elecciones, ya que no es posible cubrir con el requisito de demostrar la certeza absoluta de los sistemas de voto electrónico, tal como demanda la ley, y pedimos a las autoridades electorales a reconocer la información técnica que sustenta las críticas desde la academia y la sociedad civil.
Imagen: (CC-BY) Gibrán Aquino