Signal, una de las aplicaciones de mensajería más seguras en la actualidad, está expandiendo su visión para convertirse en un app para el público general, no solo para activistas o expertos en seguridad, señala un artículo publicado en Wired.
Este proceso inició hace dos años, cuando el cofundador de WhatsApp, Brian Acton, invirtió 50 millones de dólares en el proyecto. La inyección de capital permitió a Signal incrementar su equipo de programación e incluir algunas características más atractivas para el público masivo, como reacciones con emoji, estampas o un sistema para grupos más eficaz.
Una de las funciones en las que se encuentran trabajando es en la posibilidad de crear una libreta de contactos exclusiva para la aplicación -la cual pudiera conservarse incluso al cambiar de teléfono- y guardarla cifrada en un servidor de Signal. De este modo, el app podría eventualmente desechar su dependencia a que el usuario proporcione un número telefónico, algo que ha sido criticado por algunos defensores de la privacidad.
Signal se ha ganado un importante lugar entre comunidades que buscan tener mayor privacidad y seguridad, como activistas de Black Lives Matter en EE.UU. o a favor del derecho a decidir en América Latina.
En un contexto en que las grandes potencias del mundo están presionando a empresas como Facebook para debilitar el cifrado extremo a extremo, la masificación de una aplicación como Signal es fundamental para que los usuarios protejan sus derechos y libertades.
El reto es agregar estas características sin sacrificar la propuesta principal de Signal, pero algunos de estos desafíos significan una gran cantidad de ingeniería en seguridad y, en algunos casos, nueva investigación en criptografía.
Sin embargo, el equipo de Signal confía en que, algún día, la aplicación pueda llevar la comunicación privada de forma simple a más personas, con un nivel de adopción como el de WhatsApp.