El Instituto Electoral del Distrito Federal (IEDF) determinó cancelar ayer el prerregistro de alrededor de 150 solicitudes para realizar el voto para la Consulta Ciudadana sobre Presupuesto Participativo y la elección de Comités Ciudadanos y Consejos de Pueblos.
El instituto decidió cancelar estas cuentas después de no se encontraran a los solicitantes en visitas domiciliarias; o que los habitantes de estas viviendas aseguraran que no eran ellos quienes habían realizado el prerregistro, informó el IEDF en una conferencia de prensa, de acuerdo con El Universal.
Estas solicitudes se suman a las más de 8 mil que fueron rechazadas al terminar el periodo de registro para participación vía Internet, el pasado 28 de agosto. En esta ocasión apenas 28 mil 579 personas participarían en línea para la consulta, el día de hoy y mañana, 1 de septiembre, una cifra 70 por ciento menor a la votación por el Presupuesto Participativo, en 2015, reportó Reforma.
Según información del mismo diario, esto se debe a que el IEDF modificó el proceso de registro tras “quejas de vecinos y representantes de partidos que advirtieron de una posible manipulación del sistema (durante las votaciones pasadas) […]”.
Este es uno de los problemas que presentan los mecanismos de sufragios en línea, ya que ningún sistema está exento de ataques informáticos o pérdidas de información, como admitieron los mismos consejeros del IEDF ante los asambleístas capitalinos, el pasado 11 de agosto.
Actualmente, las personas que quisieran votar en línea debieron registrarse ante el instituto y, de ser aprobada su solicitud, una contraseña para votar les sería enviada a través del Servicio Postal Mexicano.
A pesar de eso, se requirieron visitas domiciliarias para comprobar los intentos de fraudes. Estas fueron realizadas únicamente a los hogares en los que existían al menos cuatro solicitudes de cuentas distintas para votar por Internet, en una verificación muestral realizada en las 16 delegaciones de la Ciudad de México.
Pero el IEDF debe asegurar el resguardo de la información de los sufragios, de los votantes y el método de recuento, además de transparentarlos ante la opinión pública. Las preocupaciones de un fallo en la seguridad de estos sistemas son reales, ya que existen experiencias en otros países que así lo demuestran.
Durante las elecciones argentinas de 2015, los bonaerenses emitieron su voto a través del sistema Vot.ar, el cual consistía en imprimir boletas de papel integradas con chip con el voto de cada persona y colocarlas en una urna para posteriormente leer los chips.
De acuerdo con Javier Smaldone, quien retoma el contenido de un nuevo libro en el que se analizan los riesgos de este tipo de sistemas, investigadores argentinos encontraron que las claves privadas para transferir los resultados desde las urnas estaban disponibles en Internet, y además, el código fuente del sistema tenía una falla que permitiría a un atacante manipular los datos de los chips, para modificar los recuentos.