Después de que el pasado 22 de febrero el presidente difundiera el número telefónico de la periodista de The New York Times, Natalie Kitroeff, el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) informó que iniciará una investigación de oficio en contra de él, informó Proceso.
Esto fue señalado por personas usuarias de redes sociales como doxing por parte del presidente, una acción que consiste en publicar información personal de alguna persona o grupo, sin su consentimiento, con el objetivo de dañar su trayectoria pública y profesional.
La difusión de los datos personales de la periodista se dio cuando Andrés Manuel López Obrador mostró las preguntas que le envió la corresponsal, a la que calificó incluso de prepotente, y respondió a cada uno de los cuestionamientos de forma pública, cerrando la misiva con la petición de comentarios por parte del presidente y mencionando los datos de contacto de Kitroeff.
“Durante dicho evento, el titular del Ejecutivo hizo alusión a un trabajo de investigación del mencionado diario internacional y leyó, ante todos, el teléfono de la corresponsal.
“La investigación busca establecer si existen violaciones a principios y deberes establecidos en la Ley General de Protección de Datos Personales en Posesión de Sujetos Obligados”, sostuvo el INAI.
La medida contra la periodista del Times sucede luego de semanas de ataques contra un reportero de ProPublica, el cual publicó un artículo detallando otra investigación sobre acusaciones de que los cárteles de la droga habían donado millones de pesos a la fallida campaña presidencial de López Obrador en 2006. El mandatario calificó al reportero, Tim Golden, de “peón” y “mercenario” de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por su sigla en inglés).
López Obrador se ha caracterizado durante todo su sexenio por tener una relación de confrontación con los medios de comunicación, a quienes ataca regularmente y los menciona durante sus conferencias de prensa matutinas. Algo muy peligroso en un país considerado de los más mortíferos del mundo para ejercer el periodismo.
Imagen: (CC-BY) Gibrán Aquino