La reciente crisis de WhatsApp, derivada de la publicación de su nueva política de privacidad, ha sido abordada desde diferentes ópticas, pero quizá uno de los menos explorados es la neutralidad de la red; un ángulo que merece toda la atención en países como México.
La neutralidad de la red es el principio que establece que los proveedores de acceso a Internet (PAI) –como Telmex, Izzi o AT&T– deben transportar el tráfico de datos sin bloquear, favorecer o perjudicar a ciertas aplicaciones, contenidos o servicios.
En México, sin embargo, los proveedores de acceso a Internet no respetan este principio al ofrecer paquetes de servicios y aplicaciones gratuitas. Esta práctica ─conocida como tarifa cero o zero rating─ exenta del cobro de datos a ciertas aplicaciones.
Ese es el caso de WhatsApp, junto con otros servicios de la misma empresa (Facebook, Facebook Messenger, Instagram) y otros como Twitter, Snapchat y Uber, tanto en los paquetes de Telcel como en los de AT&T y Telefónica Movistar.
Por lo general, las políticas de uso de estas compañías establecen que, en WhatsApp, acciones como enviar y recibir mensajes, enviar notas de voz, enviar fotos y vídeos, descargas fotos y vídeos o compartir contactos se encuentran exentas del cobro de datos.
Los proveedores de acceso a Internet justifican estas medidas bajo la popularidad de las aplicaciones, sin embargo, este trato preferencial es justamente lo que favorece que ciertos servicios tengan una posición dominante. No es casualidad que México sea uno de los países con más personas usuarias de WhatsApp (77 millones).
Además, las políticas de tarifa cero elevan la barrera de entrada para nuevas aplicaciones. Esto se ha hecho evidente con la migración de millones de personas usuarias de WhatsApp hacia aplicaciones como Signal o Telegram. A pesar de la adopción de estas alternativas, su uso queda supeditado a la capacidad de la persona usuaria de pagar el consumo de datos.
“Poder elegir una alternativa a WhatsApp es realmente un privilegio”, explica Carolina Botero, directora de la Fundación Karisma, quien examina un caso similar en Colombia. “Hoy tenemos una distorsión en el mercado, porque esa posibilidad sí afecta lo que es internet para la gente (…) y afecta la competencia para las posibles alternativas”, señala la activista.
Las ofertas de redes sociales gratuitas también inciden en el costo general de la conectividad. Existe evidencia que indica que el zero rating afecta negativamente en la asequibilidad de los planes de datos, ya que estas exenciones motivan a las empresas proveedoras de Internet a mantener costos elevados para la navegación libre.
En México, el Instituto Federal de Telecomunicaciones tiene la tarea de emitir los lineamientos para proteger la neutralidad de la red. Sin embargo, además de hacer caso omiso de su responsabilidad por más de cinco años, en 2019 presentó un anteproyecto que defendía la priorización pagada, lo que permitiría a los proveedores de acceso a Internet llegar a acuerdos comerciales para darle un trato preferencial al tráfico de sus socios. El anteproyecto recibió múltiples críticas por parte de analistas especializados y de la población en general en su fase de consulta pública.
Casos como el desacuerdo con los cambios de WhatsApp ponen de manifiesto las barreras que impone el zero rating en la libre decisión de las personas usuarias sobre los servicios y aplicaciones que utilizan. En una Internet libre y abierta, los intereses privados no deben condicionar las plataformas que usamos. Proteger la neutralidad de la red es defender el derecho a una libre elección.
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