De acuerdo con una investigación llevada a cabo por la organización Amnistía Internacional, Twitter es una red social especialmente tóxica para las mujeres, informó The Wired.
Ante la negativa de la plataforma por transparentar sus cifras sobre acoso en línea, AmnistÍA Internacional emprendió la investigación “Toxic Twitter”, en un esfuerzo cualitativo y cuantitativo acerca de las experiencias de mujeres en la red social. El estudio incluyó el análisis sobre la escala, naturaleza e impacto de la violencia y abusos, tales como discriminación por identidad, acoso selectivo, violaciones a la privacidad a través de doxing, o compartición de imágenes privadas.
Estos abusos en línea constituyen un tema de derechos humanos sobre el que la organización internacional ha insistido durante años, sin encontrar voluntad política, apertura o transparencia sobre los datos que existan sobre la violencia que viven las mujeres por parte de la red social.
“Tenemos los datos para sostener lo que las mujeres nos han dicho de hace mucho tiempo: que Twitter es un lugar al que se le permite florecer al racismo, la misoginia y la homofobia, básicamente sin control”, señaló Milena Marin, asesora senior para investigación táctica de AI.
De acuerdo con la investigación, el 7.1 por ciento de los tuits que fueron enviados a 778 mujeres periodistas y políticas fueron abusivos o problemáticos. Sin embargo, estas tendencias variaron significativamente si las mujeres eran negras, ya que este grupo es hasta 34 por ciento más probable de ser objetivo de acoso (1 de cada 10 tuits que les enviaron fue abusivo o problemático), mientras que para las mujeres blancas, fue solo 1 de cada 15. El modelo de la investigación estima que, de 14.5 millones de tuits con menciones a las 778 mujeres, 1.1 millones fueron abusivos o problemáticos. Esto significa uno cada 30 segundos.
“Encontramos que, aunque los abusos están dirigidos a mujeres de todo el espectro político, las mujeres de color tuvieron una probabilidad mayor de ser impactadas y que las mujeres negras son, desproporcionadamente, su objetivo. El fracaso de Twitter para acabar con este problema significa que está contribuyendo a silenciar voces que ya son marginalizadas”, explica Marin.