La “Directiva sobre los derechos de autor en el mercado único digital”, que será votada por el Parlamento Europeo el 5 de julio de 2018, amenaza al ecosistema de Internet en la Unión Europea, ya que plantea restricciones y nuevos filtros para acceder a la web, como han denunciado organizaciones como Wikipedia.
Políticos, como Julia Reda del Partido Pirata, y organizaciones han señalado especialmente a dos artículos de la Directiva por contener disposiciones que amenazan la libertad en línea y entorpecerían acciones tan simples como compartir noticias en redes sociales.
El artículo 11, por ejemplo, establecería efectivamente un “impuesto a los enlaces” para beneficiar a las empresas editoriales ya que establecería derechos exclusivos para reproducir y hacer disponible los trabajos que publican.
Al establecer un “derecho conexo”, sin un umbral restrictivo, este artículo cubriría incluso fragmentos y encabezados descriptivos de las notas. Esto plantea un problema ya que la gran mayoría de las notas periodísticas y contenidos se comparten de forma rutinaria con ayuda de estos fragmentos.
Cuando una persona comparte un enlace en Facebook o Twitter este generalmente carga metadatos para ofrecer una “prevista” o un fragmento del contenido, incluyendo texto y si está disponible una imagen. Las páginas se preocupan por vestir estos enlaces y se vuelven una herramienta más para atraer visitas a los sitios.
Bajo el artículo 11, todas las personas o plataformas que quieran desplegar estos extractos tendrían que negociar una licencia con las editoriales, incluso los motores de búsqueda tendrían que dar una “remuneración proporcional” si quisieran utilizar extractos para promocionar contenidos y en caso de que no existiera una licencia, los usuarios tendrían que compartir noticias y contenidos con enlaces llanos o a través de hipervínculos.
En el caso del artículo 13, éste hace, a grandes rasgos, directamente responsable de las violaciones de derechos de autor de sus usuarios a cualquier plataforma que tenga un botón que diga “publicar”, que permita subir texto, fotos, videos e incluso código.
Para permitir que lo que se sube a la plataforma no está violando derechos de autor las plataformas tendrían que obtener licencias de todos los contenidos, lo cual sería imposible, por lo que el artículo plantea como salida que éstas obtengan “tecnologías efectivas” para evitar la disponibilidad de trabajos sin licencia.
De acuerdo con Reda, las plataformas tendrían que utilizar filtros automatizados, los cuales revisarían contra bases de datos gigantescas si los contenidos no violan derechos de autor, pero en este proceso también bloquearían muchos actos legítimos de expresión debido a la dificultad para distinguir entre usos legítimos e infracciones, escribe.
Al hacer a las plataformas responsables de las violaciones o infracciones al derecho de autor, es de esperarse que la mayoría de las veces éstas opten por bloquear los contenidos, antes de cometer un error. ¿Que te parecería una cola de espera de 36 horas para subir tu foto a Instagram o que no pudieras subir un tuit porque aparece parcialmente la imagen de un personaje de Disney?
“En perspectiva, con la aplastante responsabilidad de asumir cualquier infracción accidental, sería una sorpresa que cualquier publicación o carga que no tenga sellos específicos de Hollywood o de la industria de la música supere los filtros que las plataformas deberán implementar. Internet se parecerá cada vez más a la televisión por cable, donde algunos grandes jugadores controlan lo que se puede ver”, concluye Reda sobre el artículo 13.
Imagen original de Tony Webster: Christiania: You are now entering the EU