El Instituto Nacional Electoral (INE) ha impulsado en los últimos años el voto por internet de forma parcial y tramposa, manipulando los hechos, ocultando los verdaderos riesgos sobre su implementación al público, aseguró Vladimir Chorny, investigador asociado de R3D: Red en Defensa de los Derechos Digitales.
Durante su participación en el programa Antes de acostarnos en NMás Media, Chorny debatió los mitos que existen alrededor de la forma en que el Instituto ha presentado el voto por internet, a la que calificó como un discurso tecno optimista, ya que hace verlo como cómodo y simple, pero no reconoce sus riesgos, como carecer de un registro material y documental para revisar los resultados de las elecciones.
El investigador y autor del libro El Voto por Internet en México: La libertad y secrecía del voto condicionadas declaró que actualmente no hay forma de probar que la tecnología del voto por internet sea segura, ya que no existe un dispositivo que sea 100 por ciento invulnerable y estos sistemas pueden ser alterados de manera interna o por ataques con virus, realizados por un hacker o una ruptura de seguridad.
Chorny también criticó las recientes aseveraciones que hizo la comisionada del INE Carla Humprey sobre la relación entre el voto por internet y una mayor participación en las elecciones,, ya que no existe evidencia empírica que apoye el argumento; en cambio, al compararse con otras prácticas como el voto postal, no existe una diferencia.
Asimismo, el investigador de R3D recordó que para poder implementarse el voto por internet en México debe cumplirse jurídicamente con dos condiciones, de acuerdo con la ley electoral vigente: la publicidad de los resultados que garanticen que el voto por internet es seguro y funciona bien y, además, se debe garantizar la certeza absoluta de que el sistema es seguro y funciona como dicen que lo hace. Esta segunda condición, de acuerdo con el especialista, es actualmente imposible de cumplir.
Finalmente, Chorny aclaró que las críticas al voto por internet se generan a partir de la experiencia internacional de países como Suecia, Brasil y Estados Unidos, que ha demostrado que cuando hay actores suficientemente interesados en manipular los resultados, que cuenten con medios económicos y técnicos suficientes, es posible que lo logren.
Imagen (CC BY) Gibrán Aquino