Para operar campañas de desinformación en redes sociales en México, actores estatales y privados utilizan equipos con entrenamiento y capacidad para aplicar estrategias a tiempo completo para controlar el espacio de información, concluye el nuevo reporte “The Global Disinformation Order” del Instituto del Internet de la Universidad de Oxford.
Este reporte sugiere que estas campañas, generalmente acompañadas de narrativas tóxicas, se han convertido en un estándar para actores políticos de todo el mundo, la propaganda computacional y la manipulación en redes sociales se han más que duplicado en dos años, pasando de 28 a 70 países.
De acuerdo con el reporte, en México, las campañas de desinformación son más comunes en Facebook, Twitter y WhatsApp, contrario a países como Brasil, Colombia y Ecuador donde utilizan más YouTube o en Argentina y España donde es más común Instagram.
El Instituto del Internet identifica como principales actores que promueven la desinformación a partidos políticos, candidatos, actores estatales que contratan despachos y colaboran en menor medida con redes ciudadanas u organizaciones de la sociedad civil.
Las herramientas más utilizadas para las campañas de desinformación en México son las cuentas automatizadas (bots), humanos y “cyborgs” (cuentas automatizadas, pero que también son utilizadas por personas); en otros países, como Guatemala y Rusia, también se emplean cuentas robadas para estas campañas.
Como los principales objetivos de las campañas de desinformación, el Instituto del Internet identifica que buscan mostrar apoyo a algún actor, atacar a oponentes e inhibir la participación mediante acoso selectivo o ataques personales; en Brasil y Ecuador también son utilizadas para distraer y en Argentina y en Colombia también se utilizan para polarizar la opinión pública.
Entre las diversas técnicas de desinformación que fueron identificadas en el reporte, en México se utilizan todas: creación de información falsa; reporte masivo para suspender cuentas o contenidos; uso estratégico de datos; troleo, doxxeo y hostigamiento y la amplificación de contenido.
De acuerdo con el reporte, la manipulación de la opinión pública a través de redes sociales y el aprovechamiento de sus algoritmos se encuentran en una escala sin precedentes y puede tener graves consecuencias en las democracias del mundo.
Imagen de Christoph Scholz (CC BY-SA 2.0)