Hace unos años, cientos de miles de personas protestamos en contra de proyectos como ACTA y SOPA, que lastimaban Internet y a los derechos de todxs sus usuarixs. Hoy necesitamos hacerlo de nuevo, ante una amenaza que es diez o veinte veces más grande e inminente, un documento que afectará sustancialmente a la red como la conocemos: el TPP.
El Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) es un documento que doce países –entre ellos, México– negociaron durante años en secreto para otorgar ventajas inaceptables a las empresas transnacionales y presenta una serie de medidas inadmisibles para las libertades en Internet. A lo largo de 33 capítulos, el TPP privilegia, una y otra vez, los intereses privados sobre los públicos, favoreciendo a las compañías en detrimento de los individuos.
Lo peor del caso es que es un acuerdo imposible de modificar. No hay marcha atrás: si México lo aprueba, deberá aceptar todas las condiciones sin poder cambiar ni una sola coma. Es una apuesta de todo o nada. Es el Senado quien tiene la responsabilidad de rechazar este acuerdo, pues sus efectos negativos superan con creces los posibles beneficios.
Aunque el gobierno ha intentado persuadir a la gente para apoyar este acuerdo, la realidad es que –parafraseando a un célebre pensador mexicano– “lo malo casi no se cuenta, pero cuenta mucho”. Los perjuicios que crearía el TPP sería múltiples y con efectos tremendamente nocivos en diversos aspectos. Para el caso de Internet, te nombramos algunos:
Permite la retirada de contenidos de Internet
Existe un mecanismo llamado “notificación y retirada”, en el que una persona acusa una violación de su propiedad intelectual (sin tener que probarla de inicio) a un proveedor de servicios, aplicaciones y contenidos de Internet. Estas empresas privadas deben decidir si el contenido viola los derechos de autor; y ante la duda, prefieren bajar los contenidos primero y averiguar después (artículo 18.82). En caso de oponerse, las compañías podrían recibir una sanción económica, lo que incentiva a que retiren los contenidos antes de preguntar.
Esta medida, además, ya ha sido abusada en varios países como en Ecuador, donde su presidente la usa para retirar contenidos de Internet de forma injustificada. En México, el gobierno federal ya ha intentado utilizar este mecanismo para “deshacerse” de contenidos incómodos de interés público.
Viola la neutralidad de la red
El TPP permite que los operadores puedan ofrecer servicios de Internet con contenidos exclusivos, violando el principio de la neutralidad de la red. Por ejemplo, un servicio de streaming (como HBO Go) podría quedar restringido a únicamente un proveedor (AT&T). Esto le da privilegios a las grandes compañías, favorece los monopolios y, por supuesto, afecta negativamente a las y los usuarios de estos servicios (artículo 14.10).
Un Internet fragmentado de esta manera va en la ruta de convertirse en un sistema parecido a la televisión de paga, donde tu acceso a ciertos servicios o aplicaciones dependerá de cuánto le pagues a tu proveedor. Ya no tendríamos un Internet abierto y libre, sino varias redes cada vez controladas por los operadores.
Pierdes tu derecho a reparar tus propios dispositivos
Con el TPP, podrías ser penalizado por usar tus dispositivos de formas “no autorizadas” por el vendedor. Si quisieras modificar tu computadora o reparar una cafetera que está protegida por estos candados tecnológicos, te podrías hacer acreedor a una sanción. Esto aplica no solo para el hardware, sino también para el software.
De nuevo, se favorecen los monopolios, se frena la innovación y se pierde el derecho a algo tan simple como arreglar un aparato o personalizarlo a tu gusto (artículos 18.68 y 18.69).
Castiga a quienes divulguen secretos industriales
El TPP penaliza a las personas que divulguen secretos industriales, aún si estos son de interés público o exponen casos de corrupción. Esto afecta a whistleblowers y a periodistas, poniendo en riesgo la libertad de expresión (artículo 18.78).
Además, su definición de “secreto industrial” es tan vaga que incluso criminaliza a las personas que se enteren o compartan información catalogada como tal. No importa si es una industria haciéndole daño al medioambiente o si una empresa está haciendo malversación de recursos: de todos modos irías a la cárcel por divulgarlo.
Vincula tus dominios de Internet con tu identidad
Otro aspecto negativo del TPP es que obliga a los proveedores de dominios de los países que se adhieran al tratado a otorgar “acceso público en línea a una base de datos confiable y precisa con información de contactos sobre los solicitantes de registro de nombres de dominio” (artículo 18.28).
Esto permite que cualquier persona pueda ligar fácilmente un dominio con tu identidad y así conocer tus datos de contacto. Esta información, en las manos equivocadas –desde un acosador hasta un Estado represor–, puede ser explotada para menoscabar tus libertades.
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Como verás, existen muchas razones para no permitir que TPP se convierta en una realidad. TPP no solo se trata de Internet: también tiene consecuencias lamentables como encarecer el acceso a los medicamentos o facultar a las empresas a demandar a los países en tribunales especiales si consideran que los Estados aprueban leyes en contra de sus intereses comerciales. Sí, es tal como suena.
Necesitamos de tu apoyo. Debemos defender nuestras libertades en línea. El entorno digital está amenazado por la voracidad de las empresas transnacionales y el Estado mexicano está actuando en complicidad. No lo permitamos. Tu voz importa. Únete a nosotros, en las calles y en las redes, para gritarle a los senadores –como hicimos antes con SOPA, con ACTA, con otras tantas– que el TPP ¡no pasará!