“Ser nosotras mismas es demasiado peligroso” es el título del último informe lanzado por Amnistía Internacional, donde dan cuenta de los abusos que sufren las mujeres y las activistas LGBTTTIQ en Tailandia.
Según el reporte, mujeres y activistas han sido objeto de diversas violencias como son: mensajes con lenguaje misógino, homófobo o transfóbico, contenidos sexualizados, vigilancia ilegal con el software espía Pegasus, además de acoso digital.
En un contexto donde la reducción del espacio público es una realidad, las activistas han usado los espacios digitales como una arena para la lucha por la libertad sexual y de género, así como un espacio para hablar de derechos humanos y extender su mensaje. Sin embargo, el informe ha mostrado cómo estas herramientas también han sido usadas en su contra para acosarles, difundir mensajes de odio, además de mostrar contenido degradante o desinformar al público en general sobre el tema.
“Tailandia se ha posicionado durante mucho tiempo como defensora de la igualdad de género y ha hecho varias promesas a nivel internacional para proteger los derechos de las mujeres y de las personas LGBTTTIQ. Sin embargo, la realidad es que las mujeres y los activistas del colectivo en el país asíatico, siguen enfrentándose a una grave violencia de género facilitada por la tecnología digital”, declaró Chanatip Tatiyakaroonwong, investigador regional de Amnistía Internacional para Tailandia.
Como parte de la investigación, el informe recaba las voces de 15 mujeres activistas, las cuales, según se ha confirmado, han sido objetivo de ataque con Pegasus entre 2020 y 2021. El informe muestra que esta vigilancia digital selectiva afectó de manera desproporcionada a las mujeres, creando un ambiente de temor e inseguridad por la violación de su privacidad y la filtración de datos privados que podrían ser usados para chantajear o amenazar al colectivo.
Niraphorn Onnkhaow, una estudiante y activista de 22 años, fue atacada 14 veces por el software Pegasus, siendo la persona con más infecciones de entre las que sufrieron vigilancia ilegal por parte del Estado. Onnkhaow cree que estos ataques focalizados estuvieron relacionados con su participación en el movimiento de protesta prodemocrática liderado por jóvenes que comenzó en 2020.
“Como mujer, que invadan mi intimidad me da miedo. Si tengo fotos privadas en mi teléfono, podrían filtrarse para manchar mi reputación y perjudicarme hasta el punto de que tendría que dejar mi activismo”, dijo Onnkhaow .
Recientemente, la empresa Apple notificó a personas de más de 92 países sobre posibles ataques con software mercenario o software espía, donde adjunto al mensaje que envía a las personas usuarias, sugiere que la infección de sus dispositivos podría ser debido a la labor que realizan.
Entre las tácticas para silenciar a las mujeres activistas, también se encontró que algunas sufrieron de doxing, es decir, se hizo pública su información personal e incluso se revelaron algunos documentos de identidad o datos sobre los cargos penales que se les imputaban por sus protestas pacíficas. El doxing parecía tener como objetivo intimidarles y disuadirles de continuar con su activismo.
Imagen: (CC-BY) Gibrán Aquino