La expansión del reconocimiento facial amenaza los derechos y la privacidad de millones de personas

Nov 24, 2020 | Privacidad

Cientos de ciudades y municipalidades en países de todo el mundo, desde China, Rusia, Estados Unidos e incluso México, han adquirido e instalado redes de videovigilancia con tecnología de reconocimiento facial, invadiendo espacios públicos y la vida privada de millones de personas.

Para el año 2019, 64 países ya estaban usando la tecnología de reconocimiento facial y, de acuerdo con especialistas consultados por Nature, es posible que la pandemia de COVID-19 haya acelerado su adopción en 2020.

Este tipo de tecnología se anuncia con el objetivo de “proteger” y dar seguridad a las personas, sin que exista evidencia real de su efectividad; en cambio, en países con débiles protecciones para los derechos humanos, es utilizada como una herramienta autoritaria contra activistas y la oposición política.

Por ejemplo, el sistema de reconocimiento facial de Moscú, uno de los más grandes del mundo, está siendo utilizado para monitorear a opositores políticos y su falta de controles democráticos ha provocado incluso que la información que genera pueda obtenerse en el mercado negro. Más recientemente, el sistema también ha sido utilizado como parte de la estrategia para supuestamente evitar la transmisión del coronavirus.

No solo Rusia, sino países como China, India y Corea del Sur también han utilizado el reconocimiento facial como parte de sus medidas para combatir la pandemia; sin embargo, especialistas y activistas como Edward Snowden advierten que la expansión de estas herramientas se quedará muchos años en nuestras sociedades.

Una de las grandes preocupaciones es cómo afectará el uso de estas tecnologías en el espacio público al ejercicio de libertades, como la de manifestación, ya que cuando las personas se sienten vigiladas pueden no sentirse cómodas para participar en una actividad aunque sea legal y protegida por la ley.

Estos peligros se exacerban con la imprecisión de esta tecnología y su naturaleza discriminatoria contra mujeres, personas de pieles oscuras e identidad no binaria, lo que pone en mayor riesgo a las poblaciones vulnerables.


Imagen de pxfuel

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