El verdadero costo energético de los centros de datos se esconde detrás de avisos de confidencialidad y secretos industriales

Crikey, un sitio de noticias australiano,  realizó una investigación para conocer el impacto que los centros de datos pueden tener en México y el mundo, lo que les llevó a reconocer que había mucha información incompleta o que no era pública, además de prácticas secretistas por parte del sector que no hacían fácil obtener una visión completa de la situación. 

A partir de la aparición de la inteligencia artificial generativa se han construido en todo el mundo nuevos centros de datos de IA más complejos y costosos, los cuales exigen un mayor coste de energía y agua que sus predecesores. Los datos de la Agencia Internacional de Energía indican que los centros de datos consumieron alrededor del 1,5% de la producción eléctrica mundial en 2024 y la cifra podría aumentar con el uso acelerado de Chat GPT. 

En nuestro país, Querétaro se ha vuelto famoso por ser uno de los centros latinoamericanos de rápida expansión para la industria de los centros de datos. Según la Asociación Mexicana de Centros de Datos hay 14 instalaciones solo en el estado de Querétaro, la mayoría de ellas localizadas en los municipios de Colón, como el que planea abrir Microsoft, y en el Marqués, ambas zonas son reportadas con sequía extrema o severa e incluso las autoridades han decidido racionar el agua debido a la escasez que enfrenta el estado.

En la investigación de Crikey se descubrió que tanto el gobierno estatal como el federal han puesto en marcha nuevas estrategias para atraer nuevos centros de datos, a pesar de los informes de la Conagua que recomendaba no conceder nuevos permisos de uso de agua, y que tanto empresas tecnológicas como agencias internacionales colaboran para presentar la infraestructura de inteligencia artificial como parte de la solución a la escasez hídrica. 

Este incremento en la construcción de centros de datos y la demanda energética que generan también ha impulsado una expansión global en busca de regiones relativamente menos explotadas, como América Latina, países donde las empresas tecnológicas ponen la mira debido a sus vastos recursos naturales, energía barata, falta de regulaciones ambientales y gobiernos dispuestos a reducir impuestos para ser más competitivos y quedarse con los proyectos en su territorio.

Un caso emblemático de esta situación fue el de Tiktok, quien intentó aprovecharse de los vacíos legales en materia ambiental de Brasil, para construir centros de datos en la región intentando pasarlos por proyectos de bajo impacto ambiental, cuando estos consumirían la energía equivalente a la que ocupan 2.2 millones de personas en el país en un año. 

Aún es difícil saber la cantidad exacta de energía que ocupan las empresas en sus centros de datos y esto se debe a que las propias empresas impiden una evaluación precisa del consumo energético del sector, alegando que esta información es secreto industrial. De igual forma, algunos informes ponen a Estados Unidos y China como los países del mundo que más electricidad utilizan para alimentar centros de datos e integran a ciudades latinoamericanas, como Querétaro, entre las 50 urbes con más consumo energético por la misma razón. 

Hablando sobre la creación de oportunidades laborales, la investigación “La Mano Invisible de las Grandes Tecnológicas”, liderada por la Agencia Pública de Brasil y CLIP, se documentó cómo las promesas de trabajo y mayores servicios por parte de las grandes empresas tecnológicas distan mucho de la realidad en Brasil, Chile, El Salvador, México y Paraguay, zonas donde se encuentra la mayor explotación en temas de centros de datos. 

Según el medio australiano, al contrario de gozar de mayores oportunidades, “las promesas de crear cientos de miles de empleos directos e indirectos eran infundadas, los beneficios económicos para las economías locales siguen sin demostrarse, las afirmaciones de la industria sobre las energías renovables ocultan el despliegue de nuevas instalaciones de combustibles fósiles para alimentar centros de datos, y las complejas estructuras de las corporaciones multinacionales desvían la regulación y dificultan los esfuerzos para monitorear el impacto ambiental y el consumo de recursos.”

El verdadero costo energético de los centros de datos se esconde detrás de avisos de confidencialidad y secretos industriales

Imagen (CC BY) Gibrán Aquino

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