La caída de Amazon Web Services nos da una lección sobre el déficit democrático que supone depender de grandes tecnológicas

Oct 28, 2025 | Economía Digital

Los recientes fallos técnicos que ocurrieron a nivel global en Amazon Web Services, específicamente en la división de computación en la nube de Amazon, dejaron fuera de línea a plataformas y servicios digitales muy importantes, desde Snapchat y Signal hasta Fortnite, Lloyds Bank y algunos servicios del Gobierno británico. En resúmen, más de 2,000 empresas y ocho millones de usuarios se vieron afectados por este fallo que paralizó el internet. 

Ahora Amazon ha publicado el informe del percance aclarando que no se debió a un error humano ni a un ciberataque, sino a un problema interno en sus sistemas de automatización. Y aunque muchos de los servicios y plataformas volvieron a la normalidad después de horas, lo que se deja ver, según el artículo de Tech Policy, es cómo la concentración en la industria informática, en este caso con el servicio en la nube, puede colapsar gran parte del mundo digital en un abrir y cerrar de ojos. 

Este fallo presentado por Amazon Web Service no representa solamente un fallo técnico a nivel global, sino también un fallo democrático que se lleva con él servicios críticos, medios de comunicación que se vuelven inaccesibles, aplicaciones de comunicación segura que dejan de funcionar para cumplir su función vital en ciertos movimientos, así como la infraestructura que hace funcional la sociedad digital en la que vivimos. 

Esta interrupción en el servicio muestra una tendencia preocupante que se empezaba a problematizar en 2024 cuando la interrupción de Microsoft Cloud-CrowdStrike reveló cómo servicios esenciales, desde los de emergencia hasta los medios de comunicación, dependían precariamente de un único proveedor en la nube, lo que apuntaba a que era urgente diversificar y descentralizar este tipo de servicios para reducir sustancialmente nuestra dependencia a ellos.

Pero con Amazon Web Services pasa algo muy parecido, donde la poca competencia vuelve a dejar a muchas plataformas y sitios de internet a expensas de un solo proveedor. Y es que Amazon tiene experiencia para la construcción e implementación de prácticas monopólicas y para muestra lo que también hace en el sector del comercio electrónico, donde en 2023 la Comisión Federal de Comercio, junto a 17 estados de EE.UU. demandó a la empresa cuestionando las estrategias que lleva a cabo y que actualmente sofoca ilegalmente a su competencia. 

Tal como menciona Tech Policy en su artículo, la ironía de tener proyectos basados en principios de código abierto, descentralización y soberanía digital, se apagan en el momento en que su proveedor de nube comercial sufre una interrupción. Así pasó con Signal, un servicio de mensajería cifrada diseñado para resistir la vigilancia gubernamental y la recopilación de datos por parte de las empresas, que dejó de estar disponible cuando AWS tampoco lo estuvo. 

Es posible que estos proyectos de código abierto y de dominio público no contribuyan al modelo de negocio del “capitalismo de vigilancia” como lo menciona Tech Policy, un modelo cada vez más adoptado por las grandes empresas tecnológicas, pero algo es seguro: siguen siendo vulnerables a los comportamientos de estas últimas debido no solamente a los fallos técnicos, sino a los fallos de gobernanza que dejan a la Internet “abierta” basada en una base cerrada que opera con poca transparencia y responsabilidad.

La caída de Amazon Web Services nos da una lección sobre el déficit democrático que supone depender de grandes tecnológicas

Imagen (CC BY) Gibrán Aquino

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