Donald Robertson, integrante de la Free Software Foundation (FSF), recordó que en este 2020 se cumplen 35 años desde el lanzamiento de la Licencia Pública General Emacs, pionera del movimiento copyleft.
Este tipo de licencias, creadas en contraposición al software privativo y las restricciones del copyright, han permitido que los desarrolladores se aseguren que sus creaciones se mantengan libres con el paso del tiempo, ya que requieren que toda distribución del software y versiones modificadas sean liberadas bajo los mismos términos.
El concepto de copyleft ha permitido, por ejemplo, la existencia y crecimiento de los sistemas operativos libres, cuyo inicio fue fundamental para el crecimiento de Internet; sin embargo, a más de tres décadas de su creación, estas licencias enfrentan cada vez más presión del ecosistema de software privativo que amenaza su existencia.
De acuerdo con Robertson, el copyleft se mantiene vigente y es muy popular. Además, es un referente para comunidades de desarrollo preocupadas por la tecnología ética, lo que convierte a estas licencias en una herramienta para el cambio social.
Robertson enfatiza que, al buscar perpetuar la libertad, las licencias copyleft se perpetúan a sí mismas y permiten a usuarios y comunidades disfrutar sus beneficios para apreciar la idea de compartir, crear, distribuir, libremente.
“Cuando una licencia se asegura que tú tienes acceso a los códigos fuente, te permite estudiarlo, modificarlo y extenderlo. Cuando el acceso al código fuente se deja a los impulsos de un distribuidor, encoge el potencial de comunidad que puede construir sobre ese software, cuando el software se encierra en una jaula de propiedad, el futuro se vuelve muy oscuro para ese programa.”, considera Robertson.
Aunque en la actualidad el copyleft parece mantener un estatus saludable y un futuro aún prometedor, no significa que no existan amenazas para su continuidad, advierte el miembro de la FSF, debido a que siempre habrá quien trate de “acaparar software” y trate de cooptar este mundo libre.
Imagen de eflon (CC BY 2.0)