Nintendo, la compañía que creó a Mario, Luigi, Donkey Kong y otros memorables personajes de videojuegos tiene un aspecto menos entrañable que su larga y rica historia en la industria.
La empresa de Shigeru Miyamoto es también famosa por ser extremadamente celosa de la forma en que sus personajes y videojuegos son usados en videos que no son de su autoría. Y esto incluye videos o streaming de torneos profesionales.
La empresa japonesa está viviendo en últimas horas un conflicto derivado del choque de su filosofía sobre lo que significa compartir en Internet y con una comunidad especialmente afín a hacerlo: la de Minecraft.
Los jugadores de Minecraft son de los grupos más propensos a compartir video en Internet. Cada día ellos publican, graban y comparten horas y horas jugando el videojuego en YouTube o Twitch.
Recientemente, una actualización de Mario Bros en Minecraft ha unido los dos mundos, pero poco tiempo tuvo que pasar para que streamers se han quejado públicamente de que Nintendo está enviando notificaciones por violaciones a derechos de autor, lo que potencialmente podría eliminar los videos.
@4JStudios @Minecraft @Mojang Why am I getting a copyright notification on my Minecraft video? I thought we wouldn’t pic.twitter.com/MzjyRHMd1t
— NintendoImpactGaming (@NinImpactGaming) 18 de mayo de 2016
El problema parece originarse en que los videos incluyen pistas originales de Super Mario 64, explica el sitio de información sobre tecnología Ars Technica.
De ser el caso, este podría ser un buen ejemplo de cómo la automatización, a través de algoritmos, de un procedimiento como el de “notificación y retirada” afecta a usuarios.
Esta suposición se basa en que Nintendo había asegurado al desarrollador de la actualización que no habría problemas con estos videos y que, tras ser notificada, la compañía “va a investigar y a resolverlo”. Como apunta Ars Technica, el principal problema en esta situación es en realidad el choque de dos formas de ver la tecnología e Internet: una cuyo pilar es el de crear comunidades y compartir y otra renuente, que prefiere mantener la exclusión.