En su programa nocturno Last Week Tonight, el comediante John Oliver explicó el meollo del debate de las “puertas traseras”.
“Y cuando consideras todo esto: la debilidad legal de la demanda del FBI, los riesgos a la seguridad al crear una ‘llave’, la prácticamente imposibilidad de asegurar esta ‘llave’, la gravedad de crear tal precedente a nivel internacional y el hecho de que los terroristas podrían rodear todo esto al descargar […] Threema (una aplicación de mensajería cifrada), es suficiente para persuadir al opinador más reticente”, explicó Oliver en su emisión del pasado 13 de marzo.
Esta vulneración de la privacidad y la seguridad personales no garantiza un éxito a los aparatos de seguridad, ya que, de acuerdo con estudios, como es el caso del Estudio global sobre productos de cifrado de Bruce Schneier, un especialista del Centro Berkman de Harvard, lo más probable es que quienes realmente busquen ocultarse salten a otra tecnología, dejando a un sinnúmero de usuarios expuestos.
En lugar de crear mecanismos que ayuden a que las agencias de seguridad estatales puedan realizar de mejor manera y apegados a derechos humanos sus actividades, las “puertas traseras” ponen en un grave peligro a millones de usuarios, ya que hacen más insegura la tecnología a través de la que manejan datos personales, como cuentas bancarias, direcciones, e incluso datos biométricos, como los registros de huellas digitales.
Además, una medida como tal no sería aprovechada únicamente por estados democráticos, sino que sería muy probablemente replicada por otros en los que no exista un debido respeto a los derechos humanos.